The Master
(Dir. Paul Thomas Anderson, 2012)
Personalmente, cada vez que me entero de una nueva película del
director Paul Thomas Anderson está por estrenarse, no puedo evitar emocionarme. Este director
estadounidense lleva apenas 6 películas en 15 años pero cada una de ellas es un
ejemplo de alta calidad en cine. El pasado 2012, Anderson estrenó su sexta
producción titulada “The Master” protagonizada por Joaquin Phoenix y Phillip
Seymour Hoffman. Por primera vez, el resultado no es del todo satisfactorio y,
si usted, amable lector, me acompaña en esta travesía, podremos encontrar las
razones por las que esta película muy seguramente esté destinada al olvido.
“The Master” trata sobre, Freddie Quell, un exveterano de guerra, interpretado
por Phoenix, quien experimenta las vicisitudes de readaptarse a la sociedad
después de la serie de eventos traumáticos que significó estar en el campo de
batalla. En uno de sus tantos desvaríos, accidentalmente conoce a Lancaster
Dodd, interpretado por Seymour Hoffman, un pseudocientífico que se ha dedicado a crear
una corriente filosófica conocida como “La Causa” y disfruta de unos cuantos
seguidores. Dodd ve en Freddie una oportunidad de probar que los principios de “La
Causa” funcionan y que son capaces de volverlo a la normalidad o al menos de
convertirlo en un individuo socialmente funcional.
La historia básicamente se desarrolla en torno a esta relación, la
cual por momentos se vuelve interesante e incluso bastante entretenida cuando
el duelo de actuaciones entre estas dos figuras logra cierta intensidad.
Joaquin Phoenix brinda uno de los mejores papeles de su vida y Hoffman, quien
evidentemente está acostumbrado a trabajar con el director, desarrolla su
típico papel de manera excelente. El detalle que afecta directamente la
película es el desarrollo de la trama, aún cuando Anderson ofrece por lo
general un ritmo lento y pausado en sus películas también nos tiene
acostumbrados a presenciar giros inesperados y sorpresas dramáticas las cuales,
debo decir con pesar, en esta producción simplemente no se dan.
El nulo crecimiento de la trama acaba definitivamente con las
actuaciones, la fotografía e incluso el atractivo tratamiento estético de la
película. Los protagonistas al final se encuentran justo en el lugar donde
comenzaron y ni Freddie Quell, ni Lancaster Dodd, quienes son perfectamente la
contraparte uno del otro, logran retroalimentarse y salir adelante. El charlatán y el inadaptado quedan como tales
a lo largo de toda la película. Quizás esto es una cruda propuesta de parte del
director, sin embargo, el público difícilmente lo entenderá y no podrá ser
capaz de terminar lo que yo llamaría, el primer fracaso de Paul Thomas
Anderson.
Será una lástima ver como “The Master” se pierde en el olvido. La
película se ensimisma tanto en su trama que se olvida del público y termina
ofreciendo un producto sumamente lento y aburrido. Eso si, con muy buenas
actuaciones, pero aburrido al final.
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